La desigualdad social y económica avanza
en América Latina haciéndola la región más desigual del CONTINENTE AMERICANO.
Las disparidades afectan especialmente a las familias indígenas y
afroamericanas, si nos referimos a la zona caribeña, mientras que al abordar las
zonas más australes de la
América Latina, estas diferencias también se acentúan en la
disparidad de valores y marcada
diferencia socio-cultural dentro de las diferentes regiones.
Los altos niveles de desigualdad y
privación económica hacen que estas regiones sean de las más violentas del
mundo, sufriendo seis millones de niños, niñas y adolescentes, el abuso severo
por parte de los mayores, incluído el abandono.
Según UNICEF; cada año, cerca de 220 niños menores de 18
años mueren a causa de la violencia doméstica. Es importante destacar el aumento desmedido del
HOMICIDIO en niños y adolescentes, siendo estas tasas de mayor magnitud entre
jóvenes entre 15-17 años. Los varones tienen una probabilidad seis veces
mayor que las niñas de ser víctimas.
En cuanto a las niñas adolescentes, muchas
veces son presionadas a la experimentación sexual, obligadas a prostituirse o canjear sus servicios sexuales por mercadería que cubra sus necesidades básicas.
Para muchos adolescentes, superar estos
retos al mismo tiempo que navegar su adolescencia, con todos los cambios que
esta representa, puede llegar a ser realmente desalentador. El estrés puede volverse
demasiado insoportable, incitándolos a tomar malas decisiones que los colocan
en situaciones de riesgo y los hace
vulnerables al DAÑO FÍSICO O PSICOLÓGICO que puede afectarlos por el resto de sus
vidas.
¿Sería la EDUCACIÓN una salida a
este flagelo, y la escuela el ámbito donde producir el cambio junto a las
familias en una combinación complementaria?
Las FAMILIAS, ¿ pueden trasladar funciones
propias a otras instituciones sociales?
Lic. Susana Maisonave.
Psicóloga; “ENTRENADORA DE VIDA”
No hay comentarios:
Publicar un comentario